Cuadrado Latino
El cuadrado no es una forma subconsciente. Es la creación de la razón intuitiva. Es el rostro del nuevo arte.
El cuadrado es una criatura viviente y regia. Es el primer paso hacia la creación pura en el arte.
Casimir Malévich (1915-1916)
Desde las antiquísimas incisiones rupestres, donde el cuadrado representa la idea de recinto, de aldea, pasando por el trazado de la cuadrícula en el diseño de pueblos y ciudades anclados en nuestra herencia cultural europea, el cuadrado ha sido desde pasadas centurias, la figura geométrica siempre asociada a conceptos como estabilidad y rectitud. Expresa además direccionalidad y referencia primaria con respecto al equilibrio. Ha sido también un elemento significativo común al mundo de la ciencia y el arte.
Cuadrado Latino -en clara alusión al modelo de investigación matemática-, reúne el más reciente trabajo del escultor venezolano JJ Moros, inscrito en esta mágica forma -rigurosa y precisa- llena de posibilidades expresivas, y que se traduce en un conjunto de obras de impecable factura, donde lo contrapuesto marca la pauta para acercarnos a un planteamiento armonioso, en el que se debaten la contundencia y la sutileza, el diálogo blanco/negro, lo positivo/negativo, lo vacío y lo lleno, y el juego de luces y sombras proyectadas, dando como resultado el equilibrio perfecto de una razonada propuesta expositiva. Moros, con evidente maestría, nos obsequia un conjunto de dieciséis piezas de poético lenguaje plástico, que expresan en su formalidad y rigor, un discurso coherente y fluido.
En algunas obras como Ocupación I y II, el trabajo nos remite a anteriores indagaciones plásticas del artista; obras de recuadros intervenidos con curvaturas y oquedades, en las que Moros retoma la diagonal -presente de manera contundente en su obra anterior-, desde un quehacer diferente. Es la ocupación del espacio cuadrado vacío contenido, por formas geométricas de fuerte presencia -triángulos, círculos, elementos perforados rítmicamente- que aluden a la estética modernista del pasado siglo XX. En otras, como Cuadrando luces, Frontera y Regreso se evidencia una aparente fragilidad -meramente visual- que deviene de la sutileza de sus formas, apenas perceptibles por el marco acerado de sección triangular que contiene el espacio vacío, interrumpido por las sombras de las aristas proyectadas en la pared, antecediendo a algunos bocados o muescas que rompen con la monotonía del perfil, y que le añaden cierta rítmica, proveniente de esas intervenciones fortuitas.
En Inclusión Circular A y B, el artista inserta en la plancha cuadrada, la forma circular sobre la que ejecuta sus intervenciones, en sutil juego visual de geometrías. Mientras que en Presente y Ausente propone la dualidad positivo-negativo, relieve y bajorrelieve en equilibrio formal. Repisa y Marco Reclinado sugieren una tregua, un respiro en el discurso museográfico; la una por lo etéreo de su concepción -no así por el material empleado, acero calibrado-, la otra, por su condición de descanso, de apoyo en la pared, como al descuido.
Tres x Cuatro, módulos escultóricos cuadrados, adosados a la pared y surcados por muescas en forma de circunferencias incompletas, tienen su contraparte en el elemento inmediato dispuesto a su lado. Surge así una interesante cadencia rítmica de curvas en movimiento, apenas interrumpida por los 10 cms de separación, existentes entre una y otra pieza.
Visor, Con apoyo, Atlas y Cuadrado Perfecto son obras de preeminente volumen escultórico. Piezas construidas a partir de tubulares de sección cilíndrica o cuadrada, en las que el vacío adopta un papel activo y el artista apuesta por el dinamismo de la relación espacio circundante-forma escultórica. La participación del espectador es quizás más evidente, en ese mirar a través del vano cuadrado, o al “marco” que lo precede. Son piezas que tienen un divertimento especial, con molduras, horadaciones y muescas, que invitan a un escrutinio minucioso de la superficie escultórica por aprehender.
Cuadrado Latino resulta así, una puesta en escena interesante en su recorrido. Una trayectoria de encuentros y de aciertos; de sosiego y serenidad, pero también de coincidencias lúdicas y dinámicas, en la que el público concurrente no quedará decepcionado.
Lieska Husband de Hernández
Mayo de 2010