Corina Briceño I.
Nace en Caracas, Venezuela, 1943. Vive y trabaja en Caracas.
Con una amplia trayectoria artística de más de cinco décadas, Corina Briceño es una creadora que destaca por el planteamiento constante de nuevas investigaciones en torno a la imagen. Ha explorado múltiples formatos y diversas prácticas de relaboración de la materia, trabajando desde una reconocida trayectoria cuyos inicios se remontan a mediados de los años setenta mediante un interés particular en la práctica y la docencia de las técnicas gráficas, la pintura y el dibujo. En sus inicios recibió clases de dibujo con Pedro Centeno Vallenilla y estudió en la Escuela Cristóbal Rojas. En 1997 comenzó en el CEGRA donde se graduó a los cinco años para luego licenciarse en la UNEARTES. También fue profesora de esta Universidad en la especialidad Gráfica hasta su jubilación y en la actualidad es directora del Taller Huella, focalizado en el desarrollo de las artes gráficas.
En todas sus propuestas artísticas, Briceño se ha convertido en una traductora incansable de la imagen contemporánea. A mediados de la década de los setenta trabajó la pintura al óleo, perturbando a la figura humana con la saturación del paisaje contemporáneo. En la década de los ochenta inicia una etapa más existencialista, con superposición de planos y apariencias. En los años noventa inicia, luego de varias experiencias de inmersión en el Amazonas, lo que ha sido parte de su trayectoria hasta nuestros días, traspasos de un códice a través del dibujo y la pintura, profundizando en las trampas de la perspectiva y los matices para finalmente reconstruir los fragmentos de una apariencia voluble que penetra silenciosa en el soporte. Al trabajo con la obra gráfica ha sumado experiencias con la fotografía y el video, medios con los que dilata las posibilidades de esos artificios discursivos y entreteje los desplazamientos efímeros de la luz y el sonido, hilvanando espacios visuales mixtos donde los vericuetos del desvanecimiento citadino, la fragilidad de la historia y la vulnerabilidad de lo humano, surgen como manifestación de la ausencia, entelequia que se enrosca tras la evaporación de la propia estampa para nombrar aquello que no existe.
Ha participado en numerosas muestras colectivas y ha realizado más de 20 individuales en ciudades como Caracas, Nueva York, Miami, La Habana, Madrid y Baltimore, entre otras. Ha recibido alrededor de 13 premios y reconocimientos entre los que destacan: Premio Emilio Boggio, XXXVI Salón Arturo Michelena (1978), Primer Premio, VI Bienal TAGA (1990), 1er Premio de la XI Bienal de Grabado de San Juan de Puerto Rico (1995), el 1° Premio Exxon Mobil, 2003, Caracas; Premio AICA, capítulo Venezuela (2010) y el Premio AICA Artista Consagrada, capítulo Venezuela (2021). Su obra se encuentra representada en instituciones de renombre como el Museo de Bellas Artes de Caracas, la Galería de Arte Nacional de Caracas, el Museo de la Estampa de México, Casa de Las Américas en La Habana, Colección Mercantil, Colección Banesco, Colección Banco Central de Venezuela y la Colección del Banco Mundial en la ciudad de Washington, entre otras.
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