TEXTO
Annette Turrillo es una artista venezolana que hace vida en Europa desde mediados de la década de los noventa. Arquitecta de profesión y estudiante del Instituto de Arte Federico Brandt, continuará sus estudios de artes visuales en la Universidad de París VIII, especializándose en las técnicas de grabado, dibujo y serigrafía. Desde el año 2016 no exponía en Venezuela. Su obra reciente contempla un traslado a nivel de técnicas y materiales que, aunque la distancia de un trabajo bidimensional que por mucho tiempo desarrolló con la pintura, consolida las directrices de su investigación en torno a problemáticas de lo humano que siempre la han ocupado. Desde un panorama diverso, presenta el apego por la memoria y el desvanecimiento, por los linderos de lo que somos y de lo que hemos perdido privada o colectivamente, dibujando una mirada sutil que va hacia la evanescencia y lo sugerido, para trazar lumínicos espacios donde resaltan tramas traslúcidas de múltiples contenidos. Bajo el hilo de la mirada es para ella la delicada forma como tejemos o des-tejemos roles, abusos de poder, engranajes del tiempo y del espacio. Cambiar esa perspectiva o esa forma de mirar, es un punto muy importante en la producción de Annette, y tiene que ver con re-educar la mirada a través de ese hilo que ella bien maneja, el que nos ciega o nos descubre, el que denuncia, el que nos silencia o el que nos abre paso.
LGI. - ¿Qué significado tiene para tu producción artística este campo de relaciones que integras en tu producción más reciente? ¿Cómo y por qué el arte textil y la instalación se han consolidado como las estrategias a las que acudes para configurar un componente más amplio en tu proceso creativo?
AT. - Me encanta la pintura y siempre la seguiré haciendo en paralelo. Pero la instalación es un ejercicio que respeto mucho y que comencé a explorar para conducirme a nuevas formas de expresar mis inquietudes. Ya en el 2017 con mi exposición Sublimation, women in History, la parte pictórica comienza a desaparecer; es entonces cuando decido hacer una ruptura y producir procesos de síntesis en mi trabajo. Utilizo de lleno el textil, y empiezo a indagar en sus posibilidades encontrándome con un universo fascinante como lo es el de la instalación. Entonces uno las dos cosas y así las telas, los encajes, el crochet surgen como elementos fundamentales en mis propuestas porque están colmados de una sensualidad muy particular y tienen el peso de una carga ancestral. El arte textil transfiere recuerdos, sus elementos poseen una conexión con la transmisión del saber a través de lo femenino desde la antigüedad y es esta condición lo que me lleva a incorporarlo en mi obra y darles otra visión más allá del objeto.
LGI. - ¿Podríamos decir que fue una forma de reinventarte y extenderte hacia otras narrativas?
AT. - Si claro, yo utilizo el hilo para dibujar, para mi el hilo es el primer vínculo, es lo que nos une, como el cordon umbilical. Uno crea vínculos con otras personas, en ocasiones lineales, a veces enmarañados, pero uniones hasta la muerte. Pienso que los vestidos cuentan historias, recuerdan momentos privados o colectivos, y también forman parte de patrones de conducta adquiridos. Yo siento que los elementos de costura me hablan. Al trabajarlos dialogo con ellos y me transmiten su saber, sus sentimientos, el amor o el desgano con el que se elaboraron y cómo o por qué han perdurado en el tiempo. Son el elemento ideal para mi trabajo artístico, el cual está basado en una inquietud muy personal: “del poder de la toma de conciencia a través del arte”, me interesa inducir a la reflexión del espectador, indagando sobre la condición humana y por ende la condición femenina, evocando y exaltando su presencia y su ausencia.
LGI.- Esa carga histórica de la que hablas, en ocasiones silente del arte textil, tiene una conexión con los temas de equidad de género y los derechos de la mujer que son problemáticas relevantes en tu trabajo. ¿Cómo se hizo eso una prioridad en tu proceso?
AT. - Yo tengo la convicción de que hay que recordar y entender que los derechos humanos de la mujer no son adquiridos sin más, sino luchados a fuerza del sacrificio de muchas mujeres. La igualdad que hemos logrado no ha sido fácil y no está al alcance de todas. En muchos países y regiones todavía a las niñas no se les deja estudiar y son vendidas para ser esclavas o para trabajos forzados, domésticos sin descanso, económicos o sencillamente sexuales. Esto es inaceptable, al igual que la ablación del clítoris que todavía se sigue practicando, el matrimonio forzado, los feminicidios… junto a prohibiciones como que una mujer no pueda exhibir su rostro o simplemente conducir sola. Ganar menos que un hombre haciendo el mismo trabajo y con el mismo nivel de preparación o más que él… en fin, todo eso me impulsa a luchar, a denunciar y hacer recordar que estos flagelos son reales en el mundo actual. Siempre me gusta citar a Simone de Beauvoir "Nunca olvides que una crisis política, económica o religiosa será suficiente para que los derechos de las mujeres sean cuestionados".
LGI. - En esta exposición presentas ese vulnerable cuerpo sugerido desde distintas perspectivas y temperaturas visuales… ¿Bajo el hilo de la mirada es un manifiesto a través del arte textil? ¿Es un llamado de atención para desplegar una nueva forma de mirar, una nueva sensibilidad?
AT. - En mis obras, no busco crear una estructura literal, sino dar forma a una energía metafísica y plural en su relación con la percepción femenina y frente a la mirada del espectador. Los elementos reunidos en esta exhibición me inspiran muchísimo por su carga atávica, y también por su delicadeza, por su fragilidad, por sus trasparencias: los hilos, telas, encajes, perlas, zapatos… todos ellos están integrados en estas piezas e instalaciones, y lo que intento es transformarlos en un lenguaje metafórico y simbólico, para evocar o revelar la presencia de lo femenino, y así establecer un diálogo entre memoria, ánima y cuerpo; todo dentro de las variabilidades de una quietud, de una presencia que invite a la conciencia. Para mí el arte es un medio a través del cual se puede crear discernimiento, mediante la inducción a la reflexión del individuo, a su introspección. Soy de las que piensa que tanto el hombre como la mujer, con sus diferencias, tenemos que caminar en paralelo para lograr una sociedad más justa. Mi medio para lograrlo, para decirlo, para hacerlo visible es el arte y es por ello que estamos aquí.